domingo, 5 de junio de 2016

Disciplina


En algunas ocasiones hemos escuchado la palabra hedonismo. Consultamos el diccionario la Real Academia de la Lengua Española que nos dice: "Doctrina que proclama el placer como fin supremo de la vida." En nuestra sociedad se da la confusión entre placer y felicidad. Para muchos hoy en día son sinónimos, no puede haber felicidad si no tenemos placer. Esto provoca una confusión, porque si para obtener esa felicidad, que todos anhelamos, es necesario buscar el placer por el placer mismo, obtenemos como resultado una sociedad hedonista. El placer es parte integral de nuestra vida, pero dentro de un sano equilibrio. Es allí donde juega un papel inestimable la disciplina, que es una herramienta que nos va a permitir vivir la virtud de la templanza. Qué es la virtud moral que modera la atracción a los placeres y procura un sano equilibrio del deseo de los bienes creados. La Biblia nos habla al respecto: "Hijo, a lo largo de tu vida ponte a prueba, mira lo que te hace daño y no te lo permitas. Pues no a todos les conviene todo, y no a todo el mundo le gusta lo mismo. No seas insaciable con los placeres, ni te abalances sobre la comida, porque el exceso de comida produce enfermedad, y la glotonería acaba en cólicos. Muchos han muerto por intemperancia, pero el que se cuida prolonga su vida." Sirácidas 37, 27-31 Durante la Cuaresma la Iglesia nos invita a la abstinencia como privación de alguna cosa que nos agrada, como medio de disciplinarnos y ejercitar la templanza. Con la ayuda de Dios, a través de ella nos liberamos de esclavitudes que nos subyugan. La felicidad va en comunión con la libertad interior, que obtendremos cuando nos liberemos del hedonismo.

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