Jesús en el Evangelio de San Mateo nos habla del celibato por el Reino de Dios. Es Jesús quien les da sentido y les concede la gracia indispensable para vivirlo conforme a su voluntad: “Pero él les dijo: ‘No todos entienden este lenguaje, sino aquellos a quienes se les ha concedido. Porque hay eunucos que nacieron así del seno materno, y hay eunucos que fueron hechos tales por los hombres, y hay eunucos que se hicieron tales a sí mismos por el Reino de los Cielos." (Mateo 19, 11s) En el texto, Jesús desarrolla una enseñanza alrededor del celibato, cuando nos habla de eunucos, pero ¿Qué son los eunucos? Los eunucos eran personas a los que extirpaban o inutilizaban los órganos genitales. Dicho de otro modo personas que no podían tener relaciones sexuales debido a este impedimento físico. Entonces el Señor aclara que hay personas que se hace así mismo eunucos por el Reino. Es decir que tomaron la opción de privarse de la vida conyugal por amor al Reino de los Cielos; este es el celibato. La Escritura nos muestra las dos vocaciones y ninguna excluye a la otra, son parte de un mismo cuerpo que es la Iglesia. Como nos dice la Biblia: “Por tanto, el que se casa con su novia, obra bien. Y el que no se casa, obra mejor…” (1Corintios 7, 38) Entonces ¿porque el sacerdote no se casa? ¿Acaso no podría servir a Dios estando casado? Por supuesto que sí. Pero la Palabra de Dios nos da las razones porque es mejor para el siervo de Dios estar célibe: “Yo os quisiera libres de preocupaciones. El no casado se preocupa de las cosas del Señor, de cómo agradar al Señor. (1Corintios 7, 32)
domingo, 28 de agosto de 2016
domingo, 21 de agosto de 2016
El que es fiel en lo poco…
La frase bíblica que usamos como títulos dice así: “El que es fiel en lo poco, es fiel en lo mucho; el que es deshonesto en lo poco, es deshonesto en lo mucho” (Lucas 16, 10) Con esta enseñanza del Maestro queremos iniciar esta reflexión sobre nuestro comportamiento en la vida diaria. Es muy común, que algunos católicos comprometidos con su Iglesia, olvidamos esta enseñanza del Maestro. Vivimos el día a día descuidando los deberes de la vida ordinaria, comportándonos como uno más del mundo.
Se cuenta la historia de una señora que viaja muy aprisa en su automóvil. Se le veía muy enojada con los demás conductores, les hacía gesto con la cara y las manos y además conducía de forma muy agresiva. De repente un policía la detuvo, la obligó a salir de la carretera y le pidió la licencia y los papeles del auto. La señora muy sorprendida le preguntó porque la detuvo y el policía le respondió: “Bueno señora al ver su comportamiento en la calle y además observar que el vehículo que conduce tiene una calcomanía que dice: Jesús es mi Señor, otra con el símbolo del pez y finalmente una que tiene la imagen de la Virgen de Guadalupe, pensé que ese vehículo no le pertenecía y que podía ser robado.”
Debemos esforzarnos al máximo para que cada actividad que realizamos tales como conducir un auto, realizar nuestro trabajo profesional, ayudar a nuestro hijos con sus tareas, las realicemos consciente de que son medios para hacer brillar la luz de Cristo en medio de los hombres. Cada vez que cumplimos con nuestro deber con perfección estamos alabando a Dios y contribuyendo a que nuestros hermanos lo alaben también.
jueves, 18 de agosto de 2016
Humildad
Para alcanzar un sano equilibrio en nuestro desarrollo personal es indispensable vivir la virtud de la humildad. Por medio de la humildad logramos reconocer nuestras fortalezas y debilidades, sin vanagloriarnos de ellas. La soberbia es el vicio contrario a la humildad y tiene diversas manifestaciones, pero en esencia consiste en una distorsión de la realidad de sí mismo. No sólo se es soberbio cuando nos gloriamos de nuestras habilidades sino también cuando lo hacemos de nuestra incapacidad. La persona humilde aprende a ver con naturalidad su realidad, que lo lleva a un conocimiento personal profundo. El humilde no es aquel que se conforma con el estado actual de las cosas, sino el que trata de ser sincero consigo mismo buscando su verdadera identidad, para que partir de ahí, buscar la mejora continua. La soberbia es la madre de la mediocridad porque aquel que considera que está muy por encima del nivel que se encuentra, normalmente establece una fachada para ocultar su impotencia. La Biblia lo describe de la siguiente manera: “La soberbia de un hombre lo humillará, el humilde conservará su honor.” Proverbios 29, 23. La Escritura nos invita a ser muy prudente a este respecto: “¿qué tienes que no hayas recibido de Dios? Y si lo has recibido ¿porque te glorías como si no lo hubieras recibido? 1Corintios 4,7. Jesús es el Mesías humilde, en total dependencia de su Padre que vive plenamente esta virtud y nos enseña: “Tomad sobre ustedes mi yugo, y aprendan de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaran descanso para sus almas.” Mateo 11, 29. Para crecer en la humildad necesitamos la oración y meditación. Por este el camino fue que tantos santos buscaron imitar la humildad de Jesús.
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